CMRI parte 2: Correcciones y respuestas a las objeciones
Por STEPHEN HEINER - 21, JANEIRO DE 2022
Algunas personas han leído el artículo publicado el mes pasado sobre la CMRI sin saber nada sobre quién soy o sobre qué he escrito. No conocían que no soy de los que inventan rumores o de los que buscan titulares sensacionalistas. Somos, en cierto modo, muy aburridos en lo que ofrecemos: emisiones de radio sobre el Catecismo, la Sagrada Escritura, el Año Litúrgico, Nuestra Señora… nombrando sólo algunas. Por mucho tiempo hemos permanecido alejados de los temas candentes, aunque hemos gravado un episodio sobre vacunas en enero del 2020, antes de que fuera un tema de real controversia, en el que un sacerdote explicó las vacunas en sí como neutrales y expuso el principio de participación remota como mal detallado por los principios de la teología moral. Esto es lo más cercano a un asunto «controvertido» que hayamos ofrecido en los años recientes.
Tiempo atrás hicimos una serie de Controversias Tradicionalistas con el Padre Cekada en las que su historia y experiencias abarcaron varias controversias. Algunos de esos episodios lidiaron con la FSSPV y, al menos, unos cuantos subscriptores cancelaron sus subscripciones con nosotros, llamando a los episodios «amarillistas».
Lo que me resultó curioso en aquel momento, y lo sigue siendo, es la incapacidad de uno que mira las alegaciones y pregunta: «¿es esto cierto?». En cambio, lo que vimos fue partidismo: «esta es mi gente, no pueden hacer mal, ¿cómo te atreves?». Mas nadie está exento del examen, ni la Fraternidad Sacerdotal de San Pío V (FSSPV), ni la Congregación de María Reina Inmaculada (CMRI), ni el Instituto Católico Romano (RCI), ni el Instituto Madre del Buen Consejo (IMBC), ni el clero de Santa Gertrudis la Magna (SGG), ni nadie, no sólo ahora, sino en circunstancias «normales» en la Iglesia.
Lo que presencié como respuestas al artículo en la red social y como correspondencia privada por correo electrónico fue frecuentemente pura emoción:
«¿Quién ha muerto y ha hecho Papa a Henier (sic)?»
«¿Dónde está la prueba?»
«Mi cura nunca ha dicho esto»
Estas acusaciones pueden haber surgido de la tendencia en nuestra sociedad de leer el titular en lugar del artículo, y, en ese aspecto, probablemente fracasé.
Cuando intitulé el artículo como «Por qué la CMRI no es una opción para los católicos serios», le di a la gente una razón entendible para reaccionar emocionalmente y les conducí a una conclusión que aún no había probado. Por ello, desde entonces, modifiqué el título del artículo a «De lo que deben pensar los católicos serios sobre la CMRI». Esto enmarca el artículo en el formato que tenía previsto originalmente, que era abrir una discusión y avanzar con una transformación en la política de la CMRI, si fuera eso posible. Cometí un error en este sentido y discúlpome por ello.
He asistido a Misas celebradas por la CMRI en tres continentes y he escuchado de muchas personas que sus clérigos de la CMRI les dicen que es correcto ir a las Misas una cum. No creo que esto se trate de una enorme conjura de seglares mintiendo sobre la CMRI. El testimonio que he escuchado de estas gentes también se correlaciona con mi experiencia personal con el Señor Obispo Pivarunas, quien contradice directa y concretamente esta parte, pero no la conclusión principal del documento oficial, ahora en un sitio de la red de la CMRI, que afirma que ellos condenan la concurrencia a las Misas una cum, a pesar de que en el mismo documento todavía se halle lo siguiente: «Por otro lado, si por cualquier razón sintieren la necesidad de comulgar, pueden asistir y comulgar en tales Misas, habida cuenta de que otras Misas no están disponibles para ellos» (énfasis en el original).
No escuché «condena» alguna del Señor Obispo Pivarunas cuando le pregunté sobre estas materias, y, por esto, algunos leales de la CMRI me acusan de invención (que estoy mintiendo) o de texto de prueba (saqué de contexto lo que dijo el Obispo). Únicamente puedo aducir a mi experiencia personal en respuesta a la primera objeción, así como reírme de la segunda, en el contexto del citado documento: por aquel tiempo estaba buscando directamente respuestas sobre si atender o no a Misas una cum y luchaba sobre la moralidad de ello. El Obispo tuvo una oportunidad idónea para advertirme que no lo hiciera, sin embargo, optó por alentarme en mi comportamiento equivocado.
Mantengo mi testimonio personal con respecto al Señor Obispo Pivarunas y además alego los testimonios de otros que han asistido con la CMRI y personalmente han sido testigos de las actitudes laxas por parte del clero en lo referido a la asistencia a las Misas una cum.
En cuanto a la cuestión de moralidad en la asistencia a las Misas una cum, salió a relucir el argumento de hace dos décadas sobre que «no es pecado mortal», lo cual ha sido abordado por el clero de ambas posiciones. No es el trabajo de un laico hablar sobre lo que es o no pecado mortal, o polemizar con sus sacerdotes (somos ovejas, no pastores), y ciertamente nunca tocamos tal cosa en nuestro artículo original. No obstante, con el fin de continuar el tema, conviene dejar el argumento de «es pecado mortal» y preguntar «¿es acaso del todo prudente?». La respuesta es claramente negativa.
Por analogía, puedo hablar sobre conversaciones que he tenido con sacerdotes de la FSSPX sobre el nuevo rito de consagración episcopal, lo cual guarda implicaciones sobre la validez de la ordenación sacerdotal. Después de andar con rodeos y rodeos durante un cuarto de hora, decidí cortar por lo sano: «Reverendo, ¿confesaría Vd. con uno de estos sacerdotes (ordenados por obispos consagrados en el nuevo rito)?»; un precipitado «no» sobrevino casi involuntariamente. Por lo que después de discutir sobre la validez de estos sacerdotes, el presbítero me confió que, efectivamente, en el foro interno no cree en su validez.
Así pues, siendo débil la naturaleza humana, cuando el lego escucha «no es pecado mortal» suele asumir (erróneamente) que «está bien», y los testimonios que he escuchado de fieles de la CMRI indician que eso es lo que exactamente ha ocurrido. Nada importa que quienes leyeron mi artículo contestaran indignados: «Yo nunca he escuchado eso antes». ¿De veras van a asumir la responsabilidad de las palabras de cualquier sacerdote de la CMRI en el mundo? ¿Están realmente dispuestos a llamar a todo aquel que ha dicho oír que la asistencia a las Misas una cum está permitida por algunos clérigos mendaces de la CMRI? ¿Verdaderamente están prontos a descreer a una persona apta para anunciar públicamente lo que el Señor Obispo Pivarunas le ha dicho en persona, cuando probablemente reciba críticas por ello (que es justamente lo que sucedió)?
Por tanto, en vez de proporcionar numerosas citas de los eclesiásticos sobre cómo algo «no es pecado mortal», ¿por qué los sacerdotes de la CMRI no hacen lo que pienso que todos ellos son capaces de hacer: proveer de una declaración subrayando que nunca participarían activamente en una Misa una cum y enumerando las razones que lo justifiquen? Esto removería toda duda sobre la política de la CMRI y se cerraría la puerta para la asistencia a las Misas una cum so pretexto de que «el sacerdote dijo que no era pecado mortal». El cálculo moral para tal decisión cambiaría considerablemente si el marco fuese: «el sacerdote me explicó por qué no deberíamos nunca ir una Misa una cum».
Tal aseveración por parte de la CMRI, aparentemente el grupo católico tradicional sedevacantista más extendido alrededor del orbe, cambiaría las reglas del juego, sería bien venida y vindicada en este sitio red.
En relación al segundo tema, Don Carlos Borja escribió una respuesta vía Twitter (no siendo éste un lugar conveniente para cargos tan serios debido a la limitación de caracteres) confirmando elípticamente que de hecho la CMRI estuvo envuelta en cuestiones matrimoniales, implicando que esto fue llevado a cabo en un pretérito distante como algo opuesto a lo que se está efectuando en el presente. Desafortunadamente, ello contradice las declaraciones de Don Gabriel Lavery y de Don Francisco Radecki, quienes fueron cuestionados categóricamente sobre estos temas con ocasión del funeral de Padre Cekada el pasado 2020, a lo que respondieron afirmativamente, que ciertamente la CMRI se está ocupando de anulaciones hic et nunc, no en un vago pasado tradicionalista. Más aún, Don Gabriel Lavery admitió comunicar a sus fieles que no estando disponible para darles la Misa, puede mismamente acudir a las Misas una cum, como las ofrecidas por la FSSPX. No creo que el Padre Radecki o el Padre Gabriel nieguen haberse pronunciado de este modo, por lo que ahora toca a los apologistas de la CMRI cuadrar sus estridentes acusaciones contra mi persona dentro de la realidad de estos comentarios.
Dicho sea, el Padre Borja dio a entender además, al referirse a la participación del Señor Obispo McKenna en estas «decisiones morales» (léase «anulaciones»), que el Señor Obispo Sanborn, consagrado por el citado Obispo McKenna, aprobó tales acciones. Éste no es el caso, pues el Señor Obispo Sanborn me ha confirmado explícitamente que nunca ha tomado parte en tales «decisiones morales».
El canon 1960 establece que «las causas matrimoniales entre bautizados pertenecen por derecho propio y exclusivo al juez eclesiástico» (énfasis mío) y el canon 1572 enuncia que el obispo diocesano es el que debe constituir un tribunal ordinario. Como dije en el artículo original, la epiqueya no permite en estos casos adjudicar ninguna otra autoridad, mucho menos por la CMRI, calificando el proceso como decisiones morales cuando son, en efecto, anulaciones. De nuevo, esto es, cuanto menos, problemático.
El Padre Cekada y el Señor Obispo Sanborn ambos me han contado por separado que en la mayoría abrumadora de las casos que han visto en sus decenios de experiencia sacerdotal, a menudo hubieron de decir a los cónyuges que acudieron a ellos que, por lo menos, uno ha contraído Matrimonio válido y que, como tal, la única solución es que la pareja viva junta como hermano y hermana. El 99% de los casos se entristecen con esto, pues ya han contraído muchos matrimonios.
Si no hice explícita mi intención original en el artículo, pido perdón por no haber sido claro. No volveré a cometer el error.
Escribí el artículo para sacar a la luz dos cosas muy problemáticas que no son teorías conspirativas, sino que trátanse de problemas reales. En supuesto de ser corregidos por la CMRI, nos esforzaremos en ser los primeros en anunciar (y aplaudir) esos cambios.
Finalmente, he corregido el párrafo final de nuestro artículo original para ser leído como tal, ya que se comunica mejor la intención primigenia del artículo:
«Basado en lo que conozco, creo que la mejor opción es no asociarse con la CMRI y, en su lugar, he buscado mejores alternativas. Aunque querría desear lo mismo para el resto, así como recomendarlo donde fuere posible, entiendo que tales alternativas no son opción para muchos. Hasta que la CMRI no cambie sus posiciones en estos importantes asuntos, creemos que los católicos deben ser cautelosos al buscar un consejo moral o teológico de clérigos suyos que andan con estas cosas; y los seglares que asisten a sus capillas habrían de pedir a sus sacerdotes hacer lo posible para garantizar la rectificación de dichos problemas lo más pronto posible, dada su seriedad y gravedad. No debe malinterpretarse que hayamos planteado estas serias preocupaciones para también implicar una falta de reconocimiento o de consciencia de todo el buen trabajo que el clero de esta organización ha hecho y continúa haciendo».
La corrección del título del artículo, la mención de lo sacerdotes y la ocasión de sus declaraciones directamente relativas a las alegaciones que hice en el artículo anterior, así como este nuevo párrafo final, deben eliminar toda conjetura sobre nuestro interés en mentir y el lanzar bombas sin propósito; en contraste, indicamos que estamos muy perturbados y nos gustaría ver un cambio serio en la dirección de la CMRI, un cambio que nosotros, como seglares, tenemos la competencia de pedir a nuestro clero en estos tiempos confusos y desafiantes.